Era un día normal. Un día aburrido
dentro de una vida aburrida. No podía ni imaginar cuando a las 7:00 sonó mi
despertador que aquel día iba a estar muy lejos de ser un día como los demás.
Ese zumbido ensordecedor empezó a sonar de nuevo. Las 7:10. Podría haberme
quedado unos minutos más en la cama imaginando cómo podría ser mi vida si
hubiera nacido en cualquier otra familia cuando mi hermana Cris apareció en la
habitación. Un pequeño torbellino de pelo rizado y enmarañado cruzó corriendo
la habitación y con la rapidez de un pestañeo ya estaba sobre mi cama.
- ¡Mark!
¡Mamá quiere que te levantes ya! - exclamo la pequeña- Ha dicho: dile a tu
hermano que se levante ¡ya! . ¡Ya, ya, yaaaaa! - siguió canturreando ella.
- Está
bien… -mascullé - Pero como se supone que voy a levantarme si no te quitas de
encima. - le gruñí.
- Vale,
vale, ya me voy - repuso indignada ella.- No hace falta que seas desagradable.
Cris salió dando un portazo. Yo no pude evitar sentirme culpable. Mi hermana de
7 años era un poco pesada algunas veces pero la verdad es que sentía gran
admiración hacia mí. Tengo que tratarla mejor, pensé. Mañana. Mañana la trataré
mejor si viene a despertarme.
Era miércoles, y el reloj seguía avanzando así que debía darme prisa o llegaría
tarde al instituto… otra vez.
Soy un
chico de 16 años. Voy a 3º de la E.S.O., otra vez. Este año estoy repitiendo.
El año anterior tuve “malas compañías”, como le encanta decir a mi madre cuando
habla con sus amigas. Por eso habíamos tenido que mudarnos, cambiar de ciudad,
de amigos, de casa…todo. Y ahora todo es nuevo. Tengo que volver a empezar de
cero.
Lo malo
de llegar a un instituto, de ser el nuevo, es que todos se conocen desde hace
tiempo y cuesta encajar. Al principio eres la novedad y todo el mundo se
interesa por ti pero cuando pasa esa primera impresión y todos se dan cuenta de
que eres un chico normal… empieza lo duro.
No tienes
con quién sentarte, no conoces los nombres de los compañeros… y puede ser
difícil hacer amigos.
Afortunadamente para mí, éste no había sido mi caso. Mi pelo castaño que me
caía despeinado sobre la frente, casi tapando mis ojos verdes hacía que tuviera
una mirada enigmática. La clase de mirada que intimidaba pero que no podías
dejar de mirar. El primer día de clase ya había conseguido tener un pequeño
séquito de chicas dispuestas a ayudarme en todo lo que necesitara y como me
había apuntado al equipo de baloncesto del instituto había conseguido hacer
algunos amigos.
Si, este año pinta bien, pensé. Me levanté de la cama dando un bostezo y eché
una mirada rápida al reloj. Las 7:20. Debo darme prisa, pensé, o el señor
García esta vez sí que no va a perdonarme el castigo por llegar tarde. Tres
días seguidos... son demasiados.
Rápidamente cogí unos vaqueros desgastados y una camiseta, me puse las
zapatillas y salí corriendo escaleras abajo. Mamá tenía esa típica mirada
crítica, esa mirada de no me gusta nada lo que estás haciendo... conocía
demasiado bien aquella mirada. Ella nunca reconocía que miraba de esa manera
pero... tanto Cris como yo sabíamos reconocerla perfectamente.
-
Llegarás tarde, Mark - dijo su madre - anda, siéntate y desayuna algo rápido.
- No
tengo tiempo, mamá - dije mientras cogía una tostada y me la comía de camino a
la puerta.
- ¡Que
tengas un buen día! - gritó ella.
Apenas
pude oírla al despedirse, ya que estaba cerrando la puerta de casa. Tuve que
correr un poco para no perder el autobús pero finalmente llegué a tiempo. Subí
y me senté en una de las primeras filas... las filas de los empollones. La
verdad es que no me encontraba nada cómodo en aquel lugar, estaba acostumbrado
a viajar siempre en los asientos traseros pero... ahora era el nuevo, y todavía
no había encontrado mi lugar dentro del instituto.
En mi
parada subimos 12 personas, 8 chicos y 4 chicas. Reconocía a varios de los
chicos. Algunos eran mayores, de bachillerato. 2 estaban en el equipo de
baloncesto. Los demás, no se quienes eran. Y respecto a las chicas, había una
que era pequeña, creo que está en primero. Las otras 3 estaban en mi clase, y
no pudieron evitar mostrar una sonrisita cuando pasaron junto a mi asiento y
una de ellas no tuvo más remedio que sentarse a mi lado porque el autobús ya
había empezado a avanzar y no había ningún otro asiento libre cerca.
- Hola...
Mark, ¿verdad?- preguntó ella, fingiendo que no estaba segura de conocerme.
- Si,
hola, soy Mark. Y tu eres... ¿Clara? - pregunté dubitativo. Estaba seguro de
que el nombre de aquella chica empezaba por C pero no tenía ni idea de como se
llamaba... siempre he sido un desastre con los nombres.
- Carla.
Soy Carla - contestó ella con firmeza.
Pudimos
oír unas risitas desde el asiento de atrás, donde se encontraban sus amigas,
Laura y Esther. Laura era una chica muy guapa, morena de pelo largo y rizado.
Alta, delgada... todos los chicos estaban deseando tener cualquier tipo de contacto
con ella. Por su parte ella parecía ignorarlos a todos ellos, nunca se
relacionaba con los chicos de su edad... eran demasiado inmaduros solía decir.
Por su parte Esther era una chica más normal. Tenía el pelo castaño por debajo
del hombro, ligeramente ondulado. Esther era mucho más sociable y se llevaba
bien con todo el mundo. Era aplicada en clase y no había dudado en dejarle los
apuntes a Mark para la clase de Historia, en la que se encontraba un poco
perdido.
Aquella
mañana parecía que no empezaba bien del todo. Yo no sabía muy bien que hacer. Me
apetecía hablar con Carla, parecía simpática pero… las risitas del fondo y
algunos comentarios que empezaba a escuchar me hacían echarme para atrás. No
quería que todos creyeran que me sentía atraído por Carla… no tenía ganas de
encasillarme tan pronto.
Por su
parte, ella parecía mostrar un tímido interés hacia mí. Estaba claro que no
estaba acostumbrada a relacionarse con chicos, ya que se ponía ligeramente
colorada cada vez que me miraba de reojo.
Finalmente,
decidí romper aquel momento de silencio tan estúpido, e ignorando las risitas
del fondo dije:
- Carla…
¿hay algo interesante que se pueda hacer en este pueblucho?
Me
sorprendí a mi mismo pronunciando aquellas palabras. ¡Mierda! Va a parecer que
le estoy pidiendo una cita… ¿por qué he dicho eso?
- Bueno…
- dijo algo nerviosa ella - Los chicos de la clase a veces van al burguer a
cenar… o a ver una película al multicine. Si quieres… yo…
Ahora se
notaba que ella estaba especialmente nerviosa. Empezaba a ruborizarse, las
pecas que le rodeaban la nariz y la parte superior de los mofletes se estaban
camuflando bajo el color rojizo que estaba tomando su piel. Carla no tuvo
ocasión de terminar la frase porque… de repente su cuerpo se vino hacia
delante. También el mío. El autobús del instituto había dado un fuerte frenazo.
Seguramente habíamos llegado a nuestro destino. Levanté la vista para comprobar
que allí estábamos. En el aparcamiento del instituto.
Cuando me
giré para preguntarle si estaba bien vi sorprendido como ella ya estaba en la
escalera del autobús. Había bajado hasta el último peldaño y esperaba
impaciente a que la puerta se abriera. Sus amigas, justo detrás de ella,
cuchicheaban y se reían nerviosas…
No me
gustó lo que ví. Al principio pensé que eran risitas inocentes pero… enseguida
me percaté de que Esther y Laura, especialmente Laura, se estaba riendo y
burlándose de ella.
Esa
Laura… la había conocido el primer día de instituto. Nada más llegar ella se
había acercado a mi disimuladamente para luego fingir que se tropezaba de
manera casual conmigo. Ya, ya conozco esas tácticas… menos lobos caperucita.
Laura era la típica chica popular a la que le encanta tener a todos los chicos
revoloteando a su alrededor, dispuestos a hacer lo que ella les pida… Está
buena, sí, y seguramente para estos paletos será lo mejor que han visto en
mucho tiempo pero… a mí no me engaña. Esas chicas tan egoístas y egocéntricas,
que su mayor preocupación es que el pelo no se les quede pegado al brillo de
labios… no, esas chicas no me van.
-¡Eii,
tío! ¡Que te pasa! ¿Te gusta la mojigata o que?
Aquel
grito me hizo salir de mis pensamientos de golpe. Era JuanJo, uno de los
compañeros del equipo de baloncesto, y que además estaba en mi clase. JuanJo
era grande y fuerte para su edad, creo que también había repetido algún curso,
pero él en primaria. A menudo miraba a los demás por encima del hombro... como
en plan "soy super maduro y vosotros sois unos críos..." no pude
evitar sonreír con este pensamiento... ¿quién estaba siendo maduro ahora?
- ¡Uf,
JuanJo! Que susto me has dado - le contesté - Estaba distraido...
- Si si,
distraído... pensando en Carla. ¡Olvídala! La conozco desde el colegio y nunca,
jamás, ha salido con ningún chico. Es guapa tío pero... solo piensa en
estudiar... en leer... ¡y en cotillear con sus amigas! Además... su padre...
uf, mejor no te acerques demasiado a él. - JuanJo se puso serio al decir estas
palabras. - No es buena persona tío, ¿entiendes? Cuanto más alejado estés de
esa familia... mejor.
Con todos
estos comentarios, mi amigo habría podido hacer desistir a cualquier chico de
la clase, seguro. Por desgracia... yo no soy como cualquier chico de mi edad. Y
con todas esas intrigas... lo único que había conseguido es que Carla fuera
para mi cada vez más interesante...
-¡Carla!
¡Carla! ¡Espérame, tengo que hablar contigo! - grité mientras bajaba
aceleradamente del autobús viendo como ella corría hacia la puerta del
instituto.
- ¡Pero
tu estás loco! - empezó a gritar JuanJo. Siguió diciendo algo pero ya no lo oí.
Ahora solo me interesaba conseguir hablar con Carla y... acercarme a ella.
Capitulo
2: Carla
Abrí los ojos... y vi el destello algo borroso de las luces rojas del despertador... 6:05am conseguí distinguir guiñando un poco los ojos.
Abrí los ojos... y vi el destello algo borroso de las luces rojas del despertador... 6:05am conseguí distinguir guiñando un poco los ojos.
No es posible. Carla, tienes que
lograr dormir, me dije a mi misma.
Llevaba varios días sin poder
conciliar el sueño... por qué sería... tal vez Mark, el chico nuevo, tuviera
algo que ver.
Nooo,
Carla, nooo, me dije a mi misma. Deja de pensar en tonterías e intenta
dormirrrrr.
Cerré
los ojos, los apreté con fuerza... parecía que había pasado una eternidad
cuando volví a abrirlos pero... 6:07am... ¡Pero cómo es posible!
Parece
que no voy a conseguir dormir hoy, será mejor que me levante y por lo menos
aprovecharé un poco el día, pensé.
Estiré
mis entumecidos músculos, noté como crujieron mis rodillas. Para tener solo 15
años... parece que sea una abuela. Estiré las manos y giré las muñecas. Siempre
sentía dolor al hacer esto... si mi madre me hubiera visto me abría dicho
"ya estás bailando sevillanas otra vez...". Era extraño. Siempre, al
despertar, sentía la necesidad de estirarme y girar las muñecas... y aunque
esto me producía cierto dolor... a la par sentía placer... Ese dolor que da gustito,
como suelo decir. No pude evitar sonreír al pensar en todo esto.
Me
puse en pie, busqué a tientas las gafas en la mesilla y pude ver con nitidez,
6:15am. Bueno, en marcha Carla.
Mientras
me duchaba empecé a organizar el día. Como había madrugado podría hacer un
desayuno especial para papá y mamá... Papá, que raro está últimamente. Algo
está pasando en casa, lo sé, pero nadie quiere contármelo. Mis padres están muy
raros... pero intentan fingir que no ocurre nada... sé que están preocupados.
Más de una vez han intentado disimular cambiando de tema cuando entro en la
habitación... sé que me están ocultando algo pero... ¿qué?
Da
igual, pensé, no voy a conseguir nada dándole vueltas al coco. Me di una ducha
rápida, ni siquiera me lavé el pelo... salí del baño con el albornoz y miré el
horario... ¡bien! Hoy no toca gimnasia. Odio el chándal.
A
pesar de que hace un par de semanas que empezó el curso todavía no he logrado
aprenderme el horario... tengo muy buena memoria para ciertas cosas... memoria
selectiva, "selectiva para lo que te interesa", como le gusta decir a
mi madre. Este pensamiento me hizo sonreír levemente al recordar la cara de
reproche que suele poner ella cuando me la dice.
Busqué
en el armario los vaqueros desgastados verdosos. Me encantan esos vaqueros.
Tienen un bolsillo todo roto, deshilachado, y unos bordados en tonos verdes y
morados en la parte de delante... me sientan realmente bien. Me puse por encima
un jersey morado de lana y las botas de tacón. Sonreí al verme reflejada en el
espejo... esa ropa me sentaba realmente bien.
Fui
al baño para poder ponerme las lentillas más cómodamente. Jamás dejaría que
nadie volviera a verme con gafas, pensé. Me maquillé ligeramente... un poco de
raya en los ojos, rimmel... y una sombra rosita, de lo más natural. Por último
me puse algo de gloss en los labios y me recogí el pelo rizado que me caía
sobre la cara con una horquilla en la parte de atrás.
Miré
satisfecha el resultado en el espejo. Arreglada pero informal, como diría mi
amiga Laura. Eché un vistazo al reloj de mi muñeca, increíble, las 7:30, tenía
tiempo de sobra para bajar y preparar el desayuno.
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Y ahora te invito a que si te ha gustado mucho, si no te ha gustado nada, si cambiarias algo de la historia o si quieres inventarte otro final, lo que sea, añade un comentario o envíame un e-mail.
¡¡Me gusta mucho saber qué opinan mis lectores!! Y se admiten sugerencias sobre otros temas sobre los que os gustaría que trataran nuestras historias.
No me gusta mucho esta historia porque me gustan mas las historias de miedo.
ResponderEliminarHola anónimo.
EliminarSi lo que te gusta es pasar miedo... te recomiendo que leas la habitación oscura.
Pero recuerda que esa historia no es apta para niños menores de 10 años.
La idea de este blog es que contenga todo tipo de historias para todas las edades así que... voy a hacerte caso y voy a ir añadiendo más historias de miedo.
Un saludo,
Ari (autora del blog)
a mi no me a gustado mucho almenos si hubieses cambiado el final y ponerle mejor en el final un poco mas de aventura a lo mejor me hubiese gustado un poco mas.
ResponderEliminarHola... esta historia ¡todavía no tiene final! Este es solo el principio...más que una historia es como si fuera un libro... y claro que habrá algo de aventura!! Si no... no se llamaría la aventura de Mark. Lo que pasa es que todavía no está escrita aquí. Ten un poco de paciencia y ve mirando el blog cada semana... pues iré añadiendo nuevos capítulos. Dale una oportunidad... y espero que te guste
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